Diario de un Consentidor 

La música y las citas que recorren el diario

Creado: 29-10-2024 23:08

Modificado: 09-08-2025 12:50

 

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C1

 Joaquín Sabina 19 días y 500 noches 1999


C13


Stop Sam Brown 1988


C34

La quiero a morir Francis Cabrel 1980


«Ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos.»

Heráclito de Éfeso

 

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La secuencia maldita



A punto de publicar el capítulo doscientos, anuncié que necesitaba tiempo para editar un párrafo porque no acababa de encajar en el texto. 


«Mario 26 de junio de 2025, 0:37

Al final no será esta noche. Cuando está todo listo y descubres que una frase, tan solo una frase tira por tierra el conjunto completo, noventa minutos, es cuando decides dar marcha atrás y volver a pensar, repensar y volver a escribir hasta dar con la forma de poner en palabras lo que una cámara de cine podría hacer en tres tomas: la expresión trastocada de la protagonista por la emoción inesperada ante un hecho inaudito protagonizado por su pareja y el antagonista.

No he logrado encontrar las palabras, tan solo seis; diez o doce a lo sumo. Sin embargo, no puedo lanzar el relato hasta que no cierre esa escena, lo siento.

Una vez lo publique prometo explicar en detalle el conflicto, tal vez no os interese, por si acaso os daré la frase tal cual la he desechado, el motivo que me lleva a retirarla y la enmienda que daré por definitiva.»


El párrafo al que me refería es este:

 

Por qué lo llaman IA cuando quieren decir sexo

 

(Tiempo aproximado de lectura: ocho minutos)

 

Hay coletillas cuyo único fin es desvirtuar el significado de aquello a lo que se añaden, sea una persona o una cosa, son una especie de “Sí, pero…”, una forma de decir sin decir. Sin embargo, existen conceptos que se definen por sí solos, no precisan de adjetivos cuyo único objetivo es vaciar de contenido al concepto mismo para usarlo de bandera. Franco, en un alarde de equilibrismo dialéctico, llamó a la dictadura “Democracia orgánica”, algo que no coló. Al socialismo le surgió un peligroso añadido, el nacional socialismo; al anarquismo lo han mancillado con el mote de anarquismo libertario y al feminismo le salió por la derecha el feminismo liberal. Significantes vaciados a fuerza de añadirles coletillas.

 

Claro que quién dice bandera, dice producto.

Zaíno y el cerebro del homo hablante


Zaíno y el cerebro del homo hablante

Sobre un gazapo detectado en el capítulo 175

Una lectora que solo se comunica a través de mail, me escribió anoche lanzándome a la cara una hache que, por muy muda que sea, me dolió en el alma, ese alma que no poseo. Se trata, nada más empezar, del caballo negro zaíno, y no zahíno como mi ignorancia propuso. A su vez lanzó otra corrección sobre el mismo término de la que luego hablaré; me centro ahora en esta errata que, desde primeras horas, está subsanada.

¿Qué ocurrió? Zaíno es un término utilizado mayoritariamente en textos taurinos, ambiente que, como sabéis, no frecuento, nada, nunca, jamas. Mi presencia en una plaza de toros se ha limitado a asistir a algún memorable concierto de rock; lo mismo que me sucede con los estadios de  futbol; por citar alguno: Rayo Vallecano, Luz Casal en su época rockera; Estadio del Manzanares, Pink Floyd; y así podría seguir.

Estoy desvariando, volvamos al tema: ¿por qué intercalé una hache en zaíno? Os debo una explicación y como alcalde de este blog que soy os la voy a dar.

El lenguaje es una de las grandes maravillas del cerebro y si no, pensad cómo un pequeño, al poco tiempo de nacer, es capaz de construir frases complejas con la poca experiencia que obtiene de un entorno empeñado en tratarlo como un deficiente (ta, ta gu, gu). Esa misma plasticidad es la que mantiene durante toda la vida y la que usó mi cerebro para, a partir de la experiencia auditiva y la semejanza con otras palabras, construir la palabra escrita: Zahíno.

¿Qué sucede cuando me mareo? Tengo un vahído. ¿Y si estoy mustio como una lechuga?, eso es que estoy alicaído. Puede ser que me domine la melancolía, en ese caso mis amigos dirán que ando algo mohíno. Las estructuras cerebrales encargadas de procesar el lenguaje, las áreas de Broca, de Wernicke, el área de Brodmann entre otras forman un eficiente conjunto para procesar el lenguaje hablado y escrito y es lo que me permitió construir de la nada una palabra  que nunca había escrito. ¿De la nada? Contaba con la experiencia, la memoria y estructuras previas. La probabilidad de éxito era alta, en este caso fallé pero así es como funciona la vida, por ensayo y error. Así es como funciona todo, eso es la evolución, no hay un plan predeterminado que nos dirija, no hay un dedo divino que nos señalé el camino. Ensayo y error.

Sobre el otro gazapo que me adjudica mi lectora no puedo estar de acuerdo. Dice que zaíno es un término reservado al entorno taurino y, emplearlo para describir a un caballo negro es, cito, «un error garrafal que muestra un desconocimiento de ambas áreas, la tauromaquia y  la ecuestre». Con cariño, termina el mail.

Hay varias regiones en España donde el término «zaíno» se aplica tanto a las reses bravas como a los caballos. Lo sabía la protagonista, y ahora lo sé por aprendizaje vicario. Si fuera un poco más canalla, que no lo soy, le diría a mi fiel lectora que muestra un desconocimiento (¿garrafal? No, es excesivo) de la amplia variedad lingüística del español. Pero no lo haré; en cambio le dedicaré con cariño este comentario; me conoce y sabe que no hay un ápice de acritud. Solo es un juego.


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